Estilo de Vida|November 19, 2012 10:18 pm

Los Viejos Tacaños

Por: EVELIN A.

Foto: Cortesía

Algunas personas jóvenes tienen resentimientos con adultos mayores  porque no les dan o no les prestan dinero, sienten que atesoran lo que tienen y que no lo saben aprovechar.

Los jóvenes tienen otra percepción del  dinero y de cómo usarlo porque tienen muchas necesidades reales y ficticias.

El adulto mayor tiende a cuidar el dinero que posee porque se percata de que su fuerza de trabajo ha disminuido, se siente frágil e inseguro; recuerda que en su juventud no era cuidadoso con los gastos, solía comprar cosas por gusto sin afectar su situación económica porque se sabía productivo;  el dinero gastado era reemplazado por otro que percibían quincenalmente.

Si tenía problemas en un trabajo podía optar por buscar otro con la certeza de encontrar algo mejor. El adulto mayor sabe que su tiempo laboral está agotado, que nunca más volverá a ser económicamente activo, ya no será considerado dentro de la población que genera recursos materiales o intelectuales. Por eso se aferra al dinero que tiene y de contar con alguna pensión, gasta sólo lo indispensable; atrás quedaron los antojos, los caprichos, “el shopping” desmedido y sin utilidad real.

Todos sabemos que el futuro es incierto; pero el adulto mayor tiene la certeza de que entre más tiempo pasa más expuesto está a la enfermedad y a la discapacidad y necesita guardar los recursos con que cuenta para gastos médicos y medicinas e inclusive para poder pagar a un cuidador o la mensualidad de un asilo.

El consejo que suele darse a los que ingresan al mercado laboral es que desde que se cobra el primer sueldo se debe empezar a ahorrar constantemente para el retiro.

El adulto mayor está consciente de que sus necesidades materiales disminuyeron, que ya no tiene inclinación por adquirir cualquier objeto sólo por ser decorativo, ahora sólo debe comprar lo que realmente necesita  y no puede darse el lujo de solicitar préstamos porque ya no es sujeto de crédito;  por ello, tampoco puede ser prestador de ningún dinero, lo que tiene o lo poco que percibe debe destinarlo exclusivamente para atender sus necesidades con cierta calidad de vida; porque como se ha dicho “los adultos mayores necesitan poco, pero ese poco lo necesitan mucho”.

Comentarios