Uncategorized|May 22, 2013 10:50 pm

El gran asesinato encubierto llega a los Ángeles: Tlatelolco, verano del 68

Por: Jenny Alvarez

Foto: Cortesia

El estreno internacional en el Festival “Hola México” de Los Angeles,California  de Tlatelolco, verano del 68, dirigida por Carlos Bolado. Una historia de amor entre una chica acomodada y un niño de clase obrera, muestra el gran movimiento estudiantil de México en 1968. Una historia en una ciudad con grandes héroes y villanos; donde México va a ser uno de los anfitriones  de los Juegos Olímpicos, a pesar de  la mirada microscópica del resto del mundo. La tensión aumenta. El gobierno se esmera por embellecer la ciudad y por darle al mundo una imagen de estabilidad, pero la Capital está más inquieta que nunca. El Movimiento Estudiantil confronta al gobierno con marchas y plantones. Sin duda una historia de amor épico dentro de un marco histórico que sigue generando controversia.

El director Carlos Bolado, nos deleita con su talento en esta gran producción cinematográfica con una muestra ideológica por demás particular y sumamente coherente en cuanto a los hechos históricos mostrados en la misma. A pesar de la magnitud del genocidio que a nivel histórico no se reconoce como tal, la historia de esta película es romántica y con tintes clasicistas.  Ella es de la Ibero, capitalina y rubia; él de la UNAM y de provincia, moreno y pobre. Diferencias sociales que hasta la fecha siguen existiendo y prevalecen hasta al punto de atrasarnos como sociedad. Sin duda se refleja el comportamiento de los funcionarios de gobierno de aquella época con algunos personajes, tal como el colaborador cercano al entonces secretario de Gobierno Luis Echeverría, y de otra estudiante aficionada a la fotografía, hobbie que la lleva a acercarse al movimiento estudiantil de 1968. Todos los personajes están acertadamente justificados en su papel; aunque se ven algunas imágenes reales de dichos acontecimientos no están bien sustentadas en cuanto a la parte histórica ya que solo se ven los cadáveres de las víctimas pero no hay un sustento en ellas para explicar exactamente lo que realmente ocurrió. Por ejemplo, se incorporan imágenes reales de 1968, como las marchas, para hacer creer al espectador que los enamorados protagonistas participaron de verdad en los hechos; sin embargo, no lo logran. Las diferencias se notan en la pantalla grande quitándole credibilidad. Para hacer este tipo de películas se necesitan varios factores tanto de guión, como de ambientación  y eventos  históricos que no se lograron en varias escenas. Obviamente hay cosas rescatables como el vestuario, la fotografía aunque las caracterizaciones de algunos personajes como el ya fallecido Presidente Gustavo Díaz Ordaz, son risorias por la poca veracidad y autenticidad de actuación del personaje (Mal por Roberto Sosa). El vocabulario usado es sumamente soez pero hubo algo que llama la atención el uso de palomas blancas como símbolo de libertad y la pregunta es ¿Realmente existe esa libertad de expresión  como tal,  a pesar de hacer películas como éstas? Sin duda una pregunta para reflexionar y discutirse con más profundidad.

 

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