Sexualidad|March 6, 2011 2:02 pm

¿Cómo decirte que quiero sexo?

Fuente: educasexo.com

Fotos: Cortesia

Como si de un favor se tratase, muchos son los tímidos que se ven apurados a hora de abordar a sus parejas para hacerles saber que quieren mantener relaciones sexuales. Lo cierto es que esto es más frecuente entre mujeres que todavía no han hecho suyo del todo su nuevo rol de protagonistas activas en el sexo, y apenas se han estrenado en eso de llevar la iniciativa, con lo que se ven inseguras e inexpertas cuando son ellas las que quieren jugar en la intimidad de la alcoba.

Pero sean féminas o varones los que duden sobre cómo expresar su deseo sexual al compañer@, hemos de decirles que no pierdan la esperanza, pues en materia de sexo prácticamente todo se puede aprender, y para empezar es buena idea adquirir las habilidades necesarias para hacerle partícipe al otro de su interés. Podría parecer que en parejas que llevan años de convivencia esto es una asignatura más que aprobada, pero el caso es que hay más de uno que pese a toda una vida juntos es incapaz de dar el primer paso por temor a hacer el ridículo, por falta de experiencia (si el otro es el que siempre ha sido más activo) o por un excesivo miedo a obtener un “no” por respuesta.

Lo curioso es que cuando acuden a la consulta de un sexólogo, se oyen protestas a modo de frases del tipo “y si tú tienes ganas de hacerlo, ¿por qué no me lo dices o me lo haces saber?, “pues yo no me entero”, al tiempo que el otro perplejo responde: “¡pero si me paseo delante de ti en ropa interior!, ¿qué más te hace falta para darte cuenta de que quiero tener sexo?”. Este diálogo refleja la evidente falta de entendimiento y complicidad que existe entre aquellas parejas que no logran dar a entender sus deseos o difícilmente comprenden el lenguaje de seducción que el otro emplea.

 

Y es que no hay una sola manera de expresar que se quiere compartir unos momentos de intimidad, ni hay formas que sean mejores o peores, pues es cuestión de gustos y del código que haya elaborado la pareja para incitar al deseo. A continuación os enumeramos algunas propuestas que quizá puedan ayudar a los más inhibidos o desorientados a lanzarse, sin dejar de señalar que para que funcione, además de una buena sugerencia, hace falta que el que escucha esté predispuesto y abierto a dejarse seducir. Ejemplos a probar:

  • Cuidar el ambiente y las señales de seducción. Si te colocas el mismo pijama de siempre, tu pareja puede asociarlo a la rutina nocturna de descanso habitual. Por eso, puedes escoger un camisón más sexy, lencería especial, o si eres hombre aplicarte perfume, que si finalmente no hay encuentro sexual, al menos dormirás de gala en homenaje a ti mismo.Otros indicios que puedes utilizar para avisarle de que quieres intimidad es preparar una cena romántica, un baño de espuma para dos, colocar velas e incienso en la habitación, ofrecerte a dar un masaje, etc. Lo esencial es que disfrutes del proceso sea cual sea el resultado, porque de no ser así puedes acabar frustrándote.
  • Recurre a volver a citarte con tu pareja. A veces la monotonía de las obligaciones diarias y los horarios de trabajo hacen que muchas parejas terminen por compartir unos escasos minutos al día, y se acuesten en momentos distintos; por lo que cuando uno llega a la cama, el otro ya está durmiendo. Para compensar esto, puede ser una buena idea ayudarte de las notas escritas bajo la almohada para citarte por sorpresa en un restaurante, mensajes en el móvil o e-mails que expresen sin tapujos que anhelas una noche de pasión, cartas camufladas entre bolsillos y carteras confesando los deseos más íntimos cual adolescentes que se gustan, etc. Cualquier modalidad de misivas es valida para recuperar el momento de la conquista y la expectación.
  • La sencillez en la palabra. No se te puede olvidar que para conseguir algo en la vida lo mejor es pedirlo. No puedes pretender que el otro tenga la misma necesidad o preferencia que tú, ni que adivine tus más secretas apetencias. Una de las formas más sencillas de proponer a tu pareja sexo puede consistir simplemente en pedírselo sutilmente: “este sábado reserva un momento para los dos solos”, “si quieres jugar… avísame “o directamente “tengo ganas de ti”. Sea como sea, pues cada pareja tiene su propio código lingüístico amoroso, el mensaje ha de ser concreto e insinuante.
  • El lenguaje de los gestos y las caricias. Para los más tímidos que no saben encontrar la palabra adecuada para expresar lo que sienten, el lenguaje del cuerpo puede ser su mejor aliado. Un beso más prolongado, una mirada sostenida a los ojos del otro, desabrochar un botón sugerentemente, las caricias que se extienden de la cara al torso o la espalda de manera lenta y seductora, un abrazo apasionado en la cama, etc., son ejemplos de cómo se puede comunicar al otro que el deseo está servido y la invitación está hecha.
    Al mismo tiempo, hemos de tener en cuenta que el compañero puede utilizar este mismo idioma de los gestos para rechazar la sugerencia: desviando la mirada, cambiando de postura, acortando el beso o transformando la intensidad de las caricias de propuesta en un abrazo de ternura que denota un “no, ahora no”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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