Reseñas, Teatro, Teatro Entrevistas|May 17, 2015 10:52 pm

No se le olvide ser El Último Preso

Texto y fotos por Alfonso De Elías

Excelente obra teatral de una comedia sarcástica, lírica y de carácter político y social que deleita al público en una forma desmedida. Sin duda esta dinastía de actores Demián Bichir, Bruno Bichir, Odiseo Bichir, Reynaldo Rossano se desenvolvieron magistralmente en el escenario bajo la dirección de su padre; el dramaturgo  Alejandro Bichir.

La parodia de un sistema de identidad personal del hombre nos remonta a los principios básicos de las teorías de la existencia del hombre y su encuentro con el mismo y la búsqueda de su identidad propia. La historia se desarrolla en un hipotético país en donde el sistema represor ha sido tan brutal que ya nadie está dispuesto a alzar su voz en contra del gobierno; tanto así que el último preso político que queda está dispuesto a retractarse de sus ideas subversivas y revolucionarias con el fin de ser puesto en libertad. Esto acarreará un sinfín de enloquecidos enredos donde la policía y el sistema cuestionan su razón de ser, porque donde no queda nadie a quien aprehender, ¿tiene sentido seguir existiendo? Probablemente, la policía terminará arrestándose a sí misma para justificar su razón de ser.

Los movimientos corporales, incluyendo las gesticulaciones, ademanes y expresiones faciales están muy bien trazadas en cada uno de los argumentos y líneas de lo que expresa cada uno de los personajes. Para el público el lenguaje de esta dramaturgia resulta ser selectivo, utilizando un argot dramático y literario entre líneas y subliminal, es de poner atención de forma rápida a los diálogos; pero es entendible y con un proceso de mente rápida donde causa las carcajadas de forma inmediata.

Sin duda, la mejor obra montada en los Ángeles después  de 10 años desde la última vez en que Alejandro Bichir dirigió a sus hijos, Demián, Bruno y Odiseo en la puesta en escena “Malcolm y su Lucha Contra los Eunucos”. En esta ocasión especial, la dinastía Bichir se reúne de nuevo en El Último Preso con influencias dramaturgas de Slawomir Mrozek,

Esperamos que no sea la última vez que se trabaje en presentar este tipo de obras teatrales que valen la pena conservar para el desarrollo cultural y pensante del hombre en un mundo donde la tecnología avanza precipitadamente, desplazando la vida humana.

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