Por Jenny Álvarez
Foto: cortesía
Otro remakes de un clásico de terror de Carlos Enrique TaboadaGreta de Hasta el viento tiene miedo y El libro de piedra regresa con la nueva versión de Mas Negro que la Noche con Greta (Zuria Vega) hereda una gran mansión de su tía Ofelia (Lucía Guilmain) con la única condición de cuidar y procurar a su amado gato Beker. Junto con 3 amigas, Greta se mudará a la mansión y en un descuido Beker morirá, desencadenando una serie de sucesos inexplicables dentro de la casa donde cada una experimentará en carne propia el terror.
Dicha producción tiene muchas cosas rescatables como la ambientación, puesto que los escenarios están bien estructurados y espeluznantes para el desarrollo de la historia. El guión es una catástrofe ya que se utiliza un lenguaje obsoleto con diálogos acartonados que no van muy acordes con la intensidad de terror que el mismo Enrique quiso plasmar en su momento. A comparación de la primera versión realizada por los 70’ s (Hasta El Viento tiene miedo) la mayoría de los personajes de la muchachas son carentes de personalidad, planos y simples en los matices de emociones dando como resultado una mal lograda interpretación histriónica de los actores jóvenes de la historia. Un poco lo contrario con la ama de llaves Evangelina (Margarita Sanz) cuya experiencia actoral se distingue y sobresale en comparación de los nuevos “talentos”. Esta actriz refleja justificadamente su frialdad, su presencia rara ante el desarrollo de la historia y el gran misterio que la envuelve y contrasta tanto en la edad como en el talento con el resto de las actrices. En parte también es por el desarrollo de la historia que no acaba de definirse si es una historia de misterio, crimen o simplemente una mitología cuyo símbolo clásico es el gato negro como Becker. Aunque al final cada personaje merece el destino que tiene, para los amantes de este tipo de terror un tanto sicológico con gran suspenso va a quedarles deber todos los elementos que involucran una buena producción cinematográfica a pesar de que la historia vale la pena ser contada.
